La literatura ha sido una de las formas más antiguas de trasmitir conocimiento y afectar las emociones. A lo largo de los siglos, las mujeres, han tenido que luchar por hacerse un hueco poniendo de manifiesto su valentía al desafiar los cánones establecidos.
Beatriz Bernal vivió en el siglo de oro rodeada de personas cultas y escribió una ficción de caballerías, siendo la única de la que se tiene constancia que escribió un libro de este género en España. Al igual que las historias de vampiros, la novela negra o las distopías, era el tipo de lectura que estaba de moda en la época. Impresa en 1545, dedicada a Felipe II y a la que puso el nombre de: «Cristalián de España». La extensa obra consta de 138 capítulos, organizados en cuatro partes, en los que aparecen héroes y heroínas que destacan por su valor, lanzándose ellas mismas a la aventura y rodeando al personaje principal hasta lograr la ansiada gloria. Estos mismos escritos de caballerías, fueron los que impulsaron a los conquistadores españoles a cruzar el océano Atlántico.
La autora no pudo firmar con su nombre, sino utilizar un seudónimo, pues no estaba bien visto en la época que una persona de género femenino creara este tipo de relatos. Los moralistas aconsejaban a las familias prudencia, a la hora de enseñar a sus hijas la escritura. Así que plasmo en la portada del libro la frase: «Una señora de la noble y leal villa de Valladolid».
Se han encontrado narraciones de este tipo entre las herencias y listados de posesiones de la gente humilde. Pues seguramente eran los que más entendían el valor de lo que significaba poseer cultura.
Beatriz Bernal tuvo la osadía y empoderamiento de escribir un libro en su época, siendo la primera literata en lengua castellana de ficción. Pero de la que no ha quedado demasiada constancia en los anales de la historia, al haber nacido mujer y no interesar su importancia, por parte de muchos varones acomplejados, con sus propias carencias…
Una mirada fascinante y reveladora a la contribución histórica de las mujeres en la literatura. Es particularmente conmovedor y significativo.
El hecho de que Bernal tuviera que usar un seudónimo y se identificara solo como «Una señora de la noble y leal villa de Valladolid» en su obra, subraya las barreras sistemáticas que enfrentaron las mujeres escritoras.
Una reflexión crítica sobre cómo la historia ha omitido o minimizado las contribuciones de las mujeres, especialmente en campos dominados por hombres.
Es un recordatorio de la necesidad de reexaminar y revalorizar el legado literario desde una perspectiva más inclusiva y equitativa.
Me alegra mucho que hayas entendido, Nemesio, todo lo que quería expresar en mi Post. Gracias.